La lógica capitalista ha logrado penetrar a tal grado en el sentido común que, a estas alturas, pareciera casi imposible concebir un mundo libre de los principios y mecanismos de los mercados autorregulados. No obstante, el incontestable triunfo que han tenido los promotores del neoliberalismo, injertando la semilla de los mercados liberalizados en, prácticamente, todas las esferas de la vida social, dicha tendencia no implica, por una parte, que los mercados sean tan eficientes como lo pregonan -para generar riqueza y bienestar, así como para resolver los problemas sociales-